Tuesday, July 17, 2018

Julio: Mes de la independencia.

Celebramos este 9 de julio, como todos los años, la independencia de nuestro país. Pero… ¿Alguna vez se te ocurrió pensar la independencia como autonomía? A continuación, te proponemos algunas reflexiones sobre la libertad y el auto-empoderamiento.

¿Qué significa tener libertad? Significa tener capacidad, posibilidad y ejercicio de elegir. Nacemos en sociedad: familia, amigos y entorno eligen en lugar de nosotrxs durante nuestros primeros años de vida. La comida que pone mamá en nuestro plato (y además hay que decir gracias), la música que escuchan nuestrxs amigxs, el peinado de moda, la ropa… Claro, en la infancia esto es esperable y comprensible. A medida que crecemos, las experiencias nos marcan y condicionan: aprendemos, por ejemplo, que callar en lugar de expresar nuestro deseo es una gran táctica para sobrevivir a las discusiones familiares. O que comerse toda la comida tiene una recompensa: el postre. O que hacer spinning “no es para nosotrxs”.

Aunque estas experiencias y conjeturas nos hayan resultado útiles en el pasado, podrían jugarnos una mala pasada si no las cuestionamos en el presente: quizás, hoy en día nos cuesta expresar nuestro punto de vista frente a otras personas, nos cuesta identificar la sensación de saciedad hasta no ver el plato vacío, o no nos permitimos probar un deporte que nos gustaría hacer.

Hay afirmaciones que han sido dichas con tanta fuerza que en nuestra mente son muy poderosas. ¿De dónde vienen, y por qué les creo? ¿Se fundamentan en algo verdadero? ¿Acuerdo con esa realidad? Hacerte estas preguntas te permite, de a poco y con mucha práctica, liberarte de todos esos modelos mentales que ya no te sirvan. ¡Actualizate! Te invitamos a renovar esos pensamientos con otros que sean verdaderos para la vida que querés llevar. Por ejemplo: “Yo elijo en cada momento cuál es mi comida.” “Puedo cambiar de idea todas las veces que así lo sienta.” “Puedo practicar el deporte que me guste”.
Para empezar a sentir tu autonomía, podés intentar:

Cuidarte. Mimate. Ocupate de vos, más allá de todas las cosas que tengas por hacer. Vos sos la parte más importante de tu agenda, y cada persona debería serlo de sí misma. En lugar de buscar siempre complacer a las demás personas, date el permiso de dedicarte tu tiempo.

Decir que no. Y que sí, cuando así lo sientas. Pero en cualquier caso, date el tiempo que necesites para conectarte con el momento presente y decir lo que verdaderamente sentís.

Escuchar tu voz interior.
Podés salir a caminar con vos –en mi caso, me escucho claramente mientras nado en la pileta—, y escuchar tus intenciones y pensamientos internos. Así no solo escuchás lo que piensan los demás (en casa, en el trabajo, en las redes sociales…) sino creás un espacio para escuchar tus propias reflexiones.

Recordá que si te respetás y hacés respetar, en conexión con tus intenciones, vas a poder tomar mejores decisiones para tu salud y bienestar. ¡Feliz mes de la independencia!

Friday, June 29, 2018

La clave está en descansar bien.

¿Y si todas las mañanas tuviéramos ganas de levantarnos y comenzar el día?

No hace falta decirlo: agotamiento, irritación y bostezos interminables son señales de que te falta descanso. En una sociedad acelerada como la nuestra, resulta fácil hacer como si no fuera necesario detenerse: si en lugar de dormir hacemos todo el trabajo y, además, nos felicitan por nuestro esfuerzo, ¿para qué querríamos descansar?

Esta aceleración hace que descuidemos un aspecto importantísimo de nuestra salud y bienestar: dormir bien. No solo nos da más energía para decidir mejor, sino que el sueño también es un momento en el que:

- Se recuperan los órganos internos: se reconstruye el tejido, crecen los músculos y se forman las proteínas.

- Se liberan hormonas que regulan el hambre, el estrés, y el metabolismo.

- Se consolidan los recuerdos: indispensable para incorporar nuevos conocimientos.

- Se fortalece el sistema inmunológico.

Las consecuencias de un descanso deficiente están muy estudiadas. ¡Atención!

Es más fácil subir de peso. La hormona leptina produce la sensación de saciedad. Esta hormona se reduce cuando no se descansa bien. Si esta hormona no se activa… ¡siempre tenés hambre!

Nos volvemos más vulnerables. Dormir mal aumenta el estrés, y entonces el sistema inmune (tu ejército interior que se ocupa de que ningún agente patógeno ingrese a tu organismo) no funciona bien.

Aumenta el riesgo de accidentes. El agotamiento físico y mental te vuelve más susceptible a lastimarte sin querer: cortarte en la cocina, dormirte mientras manejás, o distraerte.

Empeora nuestro rendimiento. La actividad cerebral disminuye notablemente como consecuencia de la falta de sueño. La nueva info rmación no se almacena bien y prevalecen emociones como irritación, ansiedad y enojo.

La cantidad de horas de sueño recomendada varía según la persona y su edad. Si tenés más de 18 años, probá durmiendo entre siete y nueve horas. Es aconsejable irse a dormir y despertarse siempre a la misma hora: cuando pase el tiempo, tu mente va a incorporar este hábito y posiblemente te despiertes antes de que suene la alarma.

Podés experimentar con la alimentación: registrá qué ocurre cuando te vas a dormir con la panza muy llena, o muy vacía. Cuando descanses bien, prestá atención a qué comiste o tomaste la noche anterior. Reducir la ingesta de café y otros estimulantes puede ser una gran ayuda.

Oscurecé y silenciá la habitación lo más posible, dejá el celu y la pantalla al menos una hora antes de cerrar los ojos, y practicá un ejercicio de respiración que te invite a encontrar la calma. ¡Buenas noches!



Wednesday, May 16, 2018

"Como si tuviera piedras en la panza": Consejos para mejorar la digestión

Una buena digestióes la que se hace naturalmente después de haber ingerido un alimento. Incluye el paso de la comida por la boca, el estómago, el intestino delgado y el intestino grueso. En condiciones normales, el bolo alimenticio atraviesa el sistema digestivo, donde se reduce el alimento a su expresión más pequeña (aproximadamente el tamaño de 1/8 de perlita de collar), y se absorben los nutrientes. Finalmente, se eliminan las partículas no digeribles. 
Este proceso no debería producir ningún tipo de dolor ni hinchazón.
Sin embargo, hay muchas personas que se quejan de dolores estomacales después de comer, gases, constipación, hinchazón del abdomen, entre otros síntomas. En la mayoría de los casos, son nuestras acciones las que entorpecen la actividad digestiva. En este artículo queremos presentarte algunos aliados para facilitar la actividad digestiva
JengibreEs una raíz llena de sustancias antiinflamatorias y antibacterianas. Ayuda a reducir la irritación de la pared interna del estómago. Actúa produciendo calor interno, que alivia las terminaciones nerviosas. Además (y esto lo podés probar mordiendo un trocito muy, muy chiquito), el jengibre aumenta la salivación, que tiene enzimas digestivas. Conseguilo crudo en las verdulerías, agregá dos rodajitas al agua y tomalo en infusión caliente o fría. 
CúrcumaEs una especia color amarilla intensa que tiene propiedades antiinflamatorias y se utiliza principalmente para aliviar la tensión muscular en la zona del intestino. Estimula la segregación de bilis en la vesícula y alivia la hinchazón en la zona baja del abdomen. Es ideal si padecés de colon irritable. Agregá media cucharadita al puré de papas, o una pizca al té de jengibre que te contamos en el párrafo anterior.  
Bolsita de agua caliente.  Este "secreto de abuela", bien aplicado, puede ser de gran ayuda para aliviar el dolor: apoyala sobre la zona inflamada, y las terminaciones nerviosas van a enviar a tu cerebro la orden de relajar esos músculos. Observá en qué posiciones tu cuerpo se siente más cómodo, y tené paciencia hasta que se relaje
Tu saliva. Muy pocos toman conciencia del poder digestivo de las enzimas que están en la saliva. Hacé la prueba: la próxima vez que te enfrentes al plato de pastas del domingo, masticá muchas veces cada bocado, asegurándote de que se mezcle bien con la saliva. De ese modo, y por más que comas la misma cantidad, no sentirás la misma pesadez después de comer. Incorporar este hábito no requiere nada más que práctica y dedicación
Recordá que tu cuerpo no es solo lo que está a la vista: hay un montón de células internas que necesitan igual cantidad de mimos y cuidados de tu parte. Solo vos podés hacerte sentir a gusto en cada momento.
Si te surge alguna pregunta, escribinos a saludraices@gmail.com y te contestaremos a la brevedad.


Wednesday, February 21, 2018

Cuerpo Positivo


En la última década comenzó a tomarse con mayor seriedad la cuestión de aceptar distintos modelos de cuerpo, en especial entre las mujeres. Cada vez más personas se muestran positivas a aceptar y celebrar distintos cuerpos, incluyendo el propio.

Uno de los ámbitos en los que se refleja es en las series animadas y películas infantiles, que constituyen los modelos de imagen corporal que las niñas y niños reciben como ideales. Cada vez más aparecen personajes bajitos, con anteojos, con piernas cortas, todos los que en alguna otra década fueron dejados "afuera" por no encajar con los estereotipos de belleza. 

Otro ámbito es la moda: muchas marcas conocidas han comenzado a promocionar sus prendas con mayor diversidad e inclusión en las publicidades y variedad entre sus modelos. Se privilegia la actitud competitiva y el despliegue aeróbico o deportista por sobre la talla y el diámetro de la cintura.

Sin embargo, son solo pequeños pasos que empiezan a desarmar el modelo del cuerpo perfecto. Amigarse con el cuerpo que tenemos, en especial si tu entorno no te ayudó a aceptarlo a medida que creciste con él, es un trabajo individual y requiere paciencia y mucho amor.

Por empezar, podés intentar algunos de los siguientes desafíos:

1. Cuidado con las expectativas.


Aquello a lo que nos exponemos visualmente en internet, revistas y en la tele afecta el ideal imaginario que construimos mentalmente. Evaluá qué tipo de programas ves: cuánto incorporan la diversidad, y con qué modos tratan temas como el cuidado del cuerpo. Por más que conscientemente creas que podés ignorar lo que te molesta, internamente seguís alimentando un estándar de belleza monótono y uniforme.

2. Basta de compararte.

Las personas son diferentes, pueden distintas cosas. Es lógico que alguien que entró al gimnasio hace seis meses, y en vez de irse de vacaciones entrenó todos los días, esté levantando pesos que vos no podés ni mover. ¿Por qué pensás que está en las mismas condiciones que vos? No sería realista proponerte alcanzar sus resultados: no sos esa persona. Comparándote con otros es muy probable que te sientas en desventaja. Buscá superarte, mirá las cosas objetivamente y celebrá hasta tus logros más pequeños.

3. Aprendé a recibir halagos (y a detectarlos).

Ojo, que los halagos no son cualquier persona que viene y te dice “¡Qué linda que sos!”. Podés empezar por decírtelos vos, frente al espejo. Descubrí por qué te gusta que te halaguen, qué características de vos te gustan. ¡Entonces celebrá que otros las valoren también! Observá qué distinto se siente que te halaguen por algo que te gusta, de que te halaguen por algo que no te gusta de vos.

4. Amigate con tu cuerpo hasta en lo que no te gusta.


Sin importar lo que la sociedad considere que es aceptable o bello, la idea es que abraces todos los aspectos de tu cuerpo. No se trata solo del peso: vello, acné, celulitis, nada de esto indica que tu cuerpo no es “perfecto”. Tener una mirada positiva sobre el cuerpo implica creer que todos los cuerpos (no solo el tuyo) merecen aprobación y celebración, y que todos los cuerpos son valiosos y hermosos por sí mismos. Empezá a pensar por tu cuenta sobre qué aspectos de tu cuerpo opina la sociedad, y cuál es tu opinión al respecto.

5. Aceptá un desafío que implique ejercicio… pero que no tenga nada que ver con el peso.

¡Chau, balanza! ¿Sabés lo liviana que me sentí el día que dejé de pesarme? ¿Qué pasa si en lugar de “cuánto pesás”, el objetivo es “cuánto peso podés levantar”? ¿Qué tan lejos podés correr? ¿Cuántos metros más podés nadar hoy? Bajar de peso depende de tantos factores que lo más probable es que sientas frustración al poco tiempo de haber comenzado. Enfocate en otra cosa. Tu cuerpo puede alcanzar desafíos mucho más complejos que mover la aguja de la balanza.